Paula era una chica
tímida y con gran sentido a la moda pero nunca se atrevía a dar el paso para
lucir sus conjuntos y su tipo. Era una chica que hacía un metro setenta de
altura, con sus cincuenta y cinco quilos,
una larga melena marrón caoba, sus dientes blancos y rectos y sus ojos verde
esmeralda que los ocultaba detrás de unas gafas negras Ray-Ban. Ella vivía con
su madre ya que, sus padres estaban separados pero, ella igualmente iba a
visitar a su padre y él se preocupaba mucho por ella. Paula tenía un blog que
llevaba escribiéndolo desde hacía un par de años. Cada día iba viendo como las
visitas, comentarios y seguidoras iban subiendo. ¿Cómo no? Una chica tan bonita
como ella haciendo de modelo con sus conjuntos que solamente se los ponía
cuando se hacía la sesión de fotografía
en el jardín de su casa. El fotógrafo era su mejor amigo, Miguel, ya que él le
encantaba el mundo de la fotografía y tenía pensado en hacer una carrera sobre
eso. Paula llevaba un año detrás de Miguel, un chico rubio, de ojos color
caramelo, un metro ochenta y cinco y con su peca encima de su linda sonrisa.
Paula no lo sabía pero Miguel también estaba enamorado de ella pero nunca se
atrevía a decírselo por miedo en que ella le dijera que no y romper su buena
amistad. Cuando Miguel le hacía las fotos se moría en ver a la chica de sus
sueños delante de él tan radiante y que en el instituto no tiene valor en
ponerse esos conjuntos y hacer callar a la celosa de la clase. Paula se sentía
muy cómoda con Miguel cuando hacían las sesiones porque nadie trata a una
persona con tanta dulzura como él y hasta tenía ganas de abalanzarse hacía él
para darle un beso y decirle lo que siente realmente por él. Un 4 de mayo Paula
llamó a Miguel para que le hiciera fotos para su nueva publicación en su blog.
Paula iba con unos pitillos de Pull&Bear, una blusa color rojo pasión de
Mango, unas cuñas azules y con unos labios rojo pasión que hacía que su sonrisa
fuera más perfecta de lo que ya era. Miguel se quedó perplejo en verla, ¡Estaba
preciosa! De ese día no pasaba- decía Miguel para sí. Acabaron la sesión y se
sentaron en el balancín que había al lado de la piscina. Mientras iba sonando Tanto,
una canción de Pablo Alborán que Paula había puesto en su iPhone. Miguel cogió
de la mano a Paula y mirándola fijamente a sus ojos le dijo: Te quiero. Paula
no se lo podía creer, pensaba que estaba durmiendo y que todo eso era un sueño.
Entonces Miguel cogió y le dio un beso. Cuando se separaron, Paula se río.
-¿Qué pasa?- dijo Miguel.
-Pues que tienes carmín rojo en los labios.
-Pues no sé qué he hecho para que tenga carmín
seguramente he besado a una chica guapa que iba con los labios pintados-decía
mientras reía.
-¿Así? ¿Y quién era?-decía Paula de manera irónica.
-Pues no se creó que lo voy a averiguar-dijo Miguel
cuando volvió a besar a Paula.
-¡Eh! Tiempo muerto detective que voy a beber algo que
estoy sedienta-añadió Paula para finalizar el beso.
Paula se levantó del balancín y fue en busca de una
Coca-Cola con dos pajitas.
-¿Quieres?-enseñando la lata a Miguel.
-Vale.
-Pues no porque es para mí-dijo Paula.
Entonces Miguel le empezó a hacer cosquillas exigiéndole
a Paula un poco de la bebida. Paula cogió y saco un pañuelo blanco y diciendo:
-Me rindo te doy un poco.
-Gané-dijo Miguel a la vez que iba riendo.
Las ocho de la tarde y Miguel ya no estaba. Aún tiene el
sabor de sus labios en los suyos. Entró en su habitación y encendió su Mac,
abrió el programa para retocar las fotos de esa tarde y abrió su reproductor de
música. Iba retocando las fotos mientras iba pensando en esa tarde. Cuando de
repente entró su hermana pequeña:
-Paula, ¿Dónde estar el suéter que te deje anteayer?-dijo
Arantxa en tono borde.
-Pues no lo sé Arantxa creo que mamá lo puso para lavar.
-Eres una irresponsable. No te dejaré nunca más mis
cosas.
-Arantxa tranquilízate que el suéter está en la cesta de
la ropa sucia-añadió Paula.
-Bobadas-dijo Arantxa que se iba con mala cara.
Paula se giró y se puso otra vez delante del ordenador.
Solo le faltaba retocar la última foto para poderla subir en su blog. Ya está.
Paula sonrió y salió de la habitación para ir a cenar. Al terminar la cena se
puso el pijama, echó una ojeada a su blog y se fue a dormir.
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